lunes, 28 de mayo de 2018

Destino

"Siempre se ha creído que existe algo que se llama destino,
pero siempre se ha creído también que hay otra cosa que se llama albedrío.
Lo que califica al hombre es el equilibrio de esa contradicción."
(Gilbert Keith Chesterton)


¿Es posible que nuestra entera existencia esté ya escrita?
A veces podríamos jurar que sí; que hagamos lo que hagamos, el punto de llegada es uno y sólo uno. Como que hay cosas que debíamos conocer, caminos que debíamos recorrer, personas que debíamos encontrar, situaciones que debíamos superar... Y todo eso hace a la persona que se es, porque cambiar una sola y mínima circunstancia, sería cambiar un sinfín de otros detalles relacionados. Causas y consecuencias. Entonces, ¿podríamos decir que al momento de nacer nuestro destino ya está escrito?, ¿o éste cambia en base a las elecciones que hacemos?
Hay una frase por allí que adjudican a William Shakespeare, que dice: "El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos."

¿Crees en el destino? ¿Piensas que hagas lo que hagas, o cualquier elección realices, el destino es uno y no cambia? Si es así, ¿dónde queda el libre albedrío? Si uno cambia una mínima elección hecha en su vida, ¿no deberían cambiar todas las consecuencias de ésta y por ende, el propio destino?
Cuéntanos...

Alma & Luna

lunes, 21 de mayo de 2018

Razón o felicidad

"Se muere en el obstinado intento de tener razón.
Pero la razón no está nunca toda de una parte.
Para tener razón se está dispuesto a todo;
aún a estropear la propia vida y aquella de los demás.
Yo he decidido.
No quiero tener razón. Quiero ser feliz."
(Luciana Littizzetto)


Aunque parezca una pregunta tópica que hemos visto y leído mil veces, creo que encierra un mensaje que nos toca a todos.
¿Quién no se ha quedado enganchado en alguna discusión intentando que “nuestra verdad” prevaleciera sobre la del otro?
Nuestra educación, nuestros referentes de autoridad, familia, etc., nos “han enseñado” que tener razón es un valor a cultivar, que tenemos que luchar porque prevalezca nuestra verdad, y que “tener razón” de alguna forma te da poder.
A medida que pasa el tiempo, y tú te ves intentándolo una y otra vez, tratando de “imponer” tu razón aunque no la tengas, o si la tienes, no puedas hacerla valer. Te enzarzas entonces en una lucha de poder con los otros entablando discusiones estériles donde tal vez no se llegue a ningún acuerdo y donde lo peor es el estado o la sensación de frustración, enojo e impotencia con la que te quedas.
A todos nos gusta que si tenemos razón, en algún punto nos lo reconozcan, y también es cierto que muchas veces aunque tengas la razón estás debatiendo “contra una pared”.
Eso a la larga va afectando tu vida y a fuerza de batallar contra molinos de viento los efectos secundarios no tardan en aparecer: crispación, inflexibilidad, malestar… en definitiva no sentirte feliz.
Esta pregunta me la he planteado mucho porque suelo caer con frecuencia en esto: “querer tener razón” o tenerla e intentar convencer al otro.
Mi conclusión ahora, en este momento de mi vida, es que prefiero ser feliz a tener razón (mi trabajo me cuesta he de decir) porque no me compensa, especialmente cuando involucra a mis seres queridos.
He aprendido que como dice otro tópico: “hay que ser selectivo en nuestras batallas”.

¿Te apetece compartir tus pensamientos?
¿Te toca en algún punto esta frase?
¿Sientes que te gusta tener razón, o que necesitas tenerla con frecuencia?
¿Eres selectivo en tus batallas?
¡Te esperamos!
                                                                                                                            Luna & Alma

lunes, 14 de mayo de 2018

Expectativas


Una vez he leído: "La expectativa es enemiga de la felicidad."
Pero no es algo simple de hacer el no creárselas. Todos esperamos siempre algo. Un gesto de un familiar; el mensaje de algún amigo; una palabra de quien amamos. Estamos ya pensando qué hará el otro, cómo se comportará, qué escribirá, o qué decisión tomará. Y es allí donde inicia el error, donde inicia el camino que nos llevará a la desilusión.

Es equivocado esperarse de los demás aquello que pensamos quisiéramos hacer nosotros. Porque cada uno de nosotros es una persona diferente. Lo que para nosotros pueden ser puntos de fuerza y coraje; tal vez para otro puede ser una vulnerabilidad. Nos equivocamos si esperamos todo un día por un mensaje, simplemente porque nosotros lo hubiesemos hecho.

Lo mejor es "no esperarse nada"; que esto no significa dejar de lado sueños y anhelos. Porque muchas veces estas dos cosas se confunden. Cada uno de nosotros deseamos y soñamos situaciones, personas, palabras, gestos, elecciones; y esto está bien. Cada uno debe luchar hasta que estos sueños se hagan realidad. Pero esperarse algo de manera determinada significa imponer a ese otro lo que nosotros mismos deseamos, y que muy probablemente, nos desilusionará. Y no porque lo desee hacer, sino porque le hemos confiado una labor sin que supiera. Hemos sido egoístas, no hemos tenido en cuenta todas las variables que giran alrededor de las personas y de las situaciones.

Por lo cual, "no esperarse nada", significa evitar la desilusión, sobre todo aquella involuntaria. Porque si nosotros no nos esperamos nada, seguramente algo ocurre. Así que, no te esperes nada pero continúa a trabajar sobre tus sueños y deseos... deja que la vida te sorprenda.

Hoy ¿me hablas de expectativas?
¿Eres uno de hacerse muchas de ellas? Realmente, ¿es "responsabilidad" del otro la desilusión?
Piensa... reflexiona... esperamos tus respuestas.

Alma & Luna


lunes, 7 de mayo de 2018

Mentiras

"La mentira más común es aquella con la que un hombre se engaña a sí mismo.
Engañar a los demás es un defecto relativamente vano."
(Friedrich Nietzsche)


Podríamos comenzar este tema preguntando si ustedes han mentido alguna vez, pero, como dice la imagen, podemos concluir que todos mentimos. ¿O alguno querrá decir que no?

Mentir es por definición, decir o manifestar lo contrario de lo que se sabe, se cree o se piensa. Por ello es que todos hemos mentido alguna vez, lo hacemos aún hoy dependiendo de las circunstancias, y por éstas, lo seguiremos haciendo. Existen las mentiras grandes, mentiras “piadosas”, mentiras para salir del paso, mentiras para agradar, mentiras por miedo, etcétera, etcétera, etcétera. Es una larga lista de maneras de faltar a la verdad.

Y tal vez la pregunta de plantearse sería: ¿se puede ser sincero todo el tiempo? No parece algo muy real. A veces, sencillamente, la  mentira salta casi sin que la pensemos. Es automático mentir: "¿Qué te pasa? -Nada" ...y en realidad pasan tantas cosas que explicarlas sería un trabajo que no deseamos tomarnos, o el interlocutor que nos hace la pregunta no tiene nuestra confianza para contarle. Pero el hecho es que ese "nada" es en sí una mentira. Ejemplos hay muchos.

Por otro lado, muchas veces la gente que es sincera y se jacta de serlo, comete el error de ser “sincericida” como diría Mafalda. Te lanza “su verdad” como si fuera una piedra, directa a hacer centro y hundir el blanco; en consecuencia, es normal que el receptor se sienta “agredido”.

También está la posibilidad de omitir o callar algo, es decir, ¿una verdad a medias, es mentir? "¿Cómo estás? -Estoy..." No aclaras mucho, y se da la pauta de que hay más pero no deseas contar qué, sin embargo no se está en sí mintiendo, ¿o sí?

Por todo esto, y antes de extendernos demasiado con el tema, esta semana te proponemos hablar sobre las mentiras y lo opuesto, la sinceridad. ¿Estás de acuerdo con que todo el mundo miente? ¿Existe una clasificación de mentiras? Es decir, ¿hay mentiras que se justifican?, tal vez las famosas "mentiras piadosas". ¿O debería prevalecer la sinceridad a costa de lo que sea?

Luna & Alma